Conoce mi historia

Me llamo Álvaro García, aunque todo el mundo me conoce como Pichu, soy de Valladolid y nací el 10 de septiembre de 1992. Me considero una persona inquieta y amante de la música, siempre en busca de mejorar y revolucionar la batería.

Inicios

A los 16 años descubrí la batería y desde ese momento supe que eso era a lo que me quería dedicar.

Desde muy pequeño la percusión me llamaba muchísimo la atención, así que comencé a ir, con 4 años, a clases de música y movimiento. A los 8 años pude elegir el instrumento que estudiar y no tuve ninguna duda, elegí percusión y me decanté por la disciplina de percusión clásica. Después de muchos años muchos años practicando, mi profesor decidió enseñarme un poco de batería, y desde ese momento supe que era mi instrumento.

Poco a poco comencé a tocar con algún grupo de mi ciudad y me fui especializando en la batería y percusión, hasta que en 2014 decidí convertirlo en mi profesión.

Profesor de batería y percusión

En 2014 me surgió la oportunidad de dar clases de tambor gallego en la Casa Galicia de Valladolid, lo que también me impulso a comenzar las clases particulares de batería. Al empezar a dar estas clases me di cuenta que, a diferencia de en mi vida diaria, explicar algo que conocía tan bien me resultaba muy fácil y conseguía transmitir todas las ideas que tenía en la cabeza, adaptándome sin problemas a cada uno de mis alumnos y consiguiendo que disfrutaran del instrumento. Desde ese momento decidí que una parte de mi vida la dedicaría a la enseñanza musical, para encontrar nuevas vías metodológicas que se adaptasen a todas las personas.

Hay 2 razones por las que doy clase:

1. Todo lo que aprendes de los alumnos no tiene precio
2. La satisfacción de ver a un alumno disfrutar del instrumento

Músico profesional

La otra parte de mi vida profesional era ser músico de sesión. Desde muy pequeño mi inquietud musical siempre ha ido en aumento, sobre todo con los instrumentos de percusión y la batería. Desde el primer momento con la batería sentí que entendía su lenguaje y conseguía expresarme con él. Esta inquietud la fui desarrollando con mis primeros grupos, hasta que poco a poco empecé a trabajar como músico de sesión en 2015: haciendo muchísimas sustituciones a más de 20 grupos de mi ciudad, formando parte de numerosas bandas, grabando varios discos y con grabaciones para otros artistas; actuando en todo tipo de eventos, con todo tipo de agrupaciones, en más de 350 conciertos.

Tocar con una banda es algo totalmente diferente y necesario